¿Cómo y por qué funciona?

01.02.2017

El biomagnetismo busca pares biomagnéticos en el cuerpo. Un par biomagnético está formado por dos puntos conectados con polaridad magnética contraria. Uno de estos puntos tiene niveles de pH ácidos (exceso de iones positivos) y el otro tiene niveles de pH alcalinos (exceso de iones negativos) creando una especie de microcampo magnético. Estos puntos se sustentan energéticamente uno al otro (polos opuestos se atraen) y es en estos puntos donde se alojan, desarrollan y multiplican microorganismos patógenos (virus, hongos, bacterias y parásitos). Así, con esta técnica, se ha logrado disponer de un mapa exacto de puntos en el cuerpo que identifican los campos de acción y sostenimiento de microorganismos patógenos concretos.

La colocación de imanes en estos puntos lo que hace es equilibrar el pH alterado volviéndolo neutro. En un nivel de pH neutro, los microorganismos patógenos no pueden vivir. Se puede decir entonces que los imanes no curan. El organismo sabe cómo curarse por sí solo, está diseñado para hacerlo, para autoregularse y autodefenderse. Los imanes lo único que hacen es equilibrar el pH y así desbloquear el flujo de información que las células necesitan para enterarse de lo que por sí mismas saben que deben hacer para mantener el cuerpo saludable.

El biomagnetismo parte de la premisa que afirma que casi todas las enfermedades son producidas por microorganismos o asociaciones entre éstos, aún las que se dice que no se sabe cuál es su origen ni por qué se producen.

Se sabe también que un organismo superior puede ser portador asintomático de microorganismos patógenos. Por eso el par biomagnético se convierte también en una útil herramienta de prevención de enfermedades antes de su manifestación clinica.


 

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